Era una gran casa gran. Mucha gente por todos lados que podías nadar sobre ellos, incontables camas en el primer piso y el segundo también, abajo sólo una mesa enorme que esperaba a ser usada. No estaba bien yo, no tenía hambre ni ganas de respirar pero al parecer de todos era muy notorio mi estado ya que se acercaban a preguntarme que me pasaba tratando de cambiar mi humor. Nadie lo logró y miren que varios intentaron; hasta que... que alguien más pasó por éste intento. Me llevó al primer piso en brazos, me recostó en mi cama y habló, él habló con lo más profundo que pueda ser el mar. Lo logró. No lo solté ni un minuto, no lo dejé ir mientras estuviera a mi lado. Entendí lo que parecía inexplicable.
Ese fue mi sueño de hoy.
(es magnifico e increible como podemos pasar por muchos pero de nada sirve sino llegamos al indicado, a él)
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