Son una historia que merece ser contada.
La belleza se marcha avergonzada al verlas.
El mundo no tiene ojos para tanta hermosura.
Encandilan al sol y sus sonrisas hacen que el mar tenga sed.
Las estrellas quieren bajar a saludarlas; los árboles eligen respirar el aroma de sus cabellos; el
Cielo ama verlas caminar y la luna un piropo les quiere recitar.
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